Lifting urbanístico: La turistificación
En su nueva entrega, Lifting urbanístico: La turistificación, David Latorre explora la turbulenta intersección entre gentrificación, especulación inmobiliaria y turismo. A través de prácticas como la fotografía, la apropiación escultórica de objetos de consumo y de la cultura popular, o la creación de objetos-texto en material de construcción, Latorre revela cómo la transforma-ción del paisaje urbano, con su voracidad homogeneizante globalizada, amenaza la identidad local, la pluralidad arquitectónica, la biodiversidad y el bienestar humano.
Desde sus inicios, Latorre se ha centrado en explorar la relación entre el espacio, los objetos, el medio ambiente y la ciudadanía. Fruto de exhaustivas investigaciones y una alta dosis de ex-perimentación, su producción pone de relieve ciertas cualidades escenográficas de la arquitec-tura para resaltar áreas sensibles o críticas, mientras explora la semiótica de los materiales y su conexión con el lenguaje escrito como potencialidad política. En su obra, la ruina, el vestigio y la huella permiten la representación del sujeto a través de su ausencia, mientras se vislumbra a la naturaleza emerger como un paisaje interior que reclama gradualmente su lugar entre los escombros, como un poderoso símbolo de la vida que siempre regresa, superando de manera poética y evocadora el pesimismo.
Hace más de una década, el artista optó por enfocarse en espacios a puertas de demolición, interviniéndolos para producir una última memoria, efímera, antes de su total desaparición. "Destruir un espacio no es difícil; lo difícil es borrar la memoria", señala. Este compromiso le llevó a abordar el paisaje considerando cada vez más sus implicaciones sociales y medioam-bientales, en una progresión que ha transitado por el prostíbulo (Casa de citas y Cia, 2010), la penitenciaría (Escenarios de conducta, 2011), la vivienda precaria (Fabela, 2014) y el cuartel miliar (Arquitectura, cuerpo e indumentaria, 2016), para luego atravesar la frontera (Signos de frontera, 2017) hasta recalar en la urbe, señalando sus dinámicas económico-expansivas de gentrificación en una doble entrega (Tierra de sueños, 2020-2021) que es antesala de La turistificación.
La especulación inmobiliaria como modelo económico, en España y en el mundo, es hoy uno de los conductos de despojo y reproducción de la pobreza y la desigualdad más utilizado por los grandes capitales. La turistificación representa la transformación planificada de un espacio urbano, natural, histórico o patrimonial en un destino turístico marcado por la ocupación de hoteles, la concentración de flujos y sus efectos sobre las comunidades locales, pequeños ne-gocios y espacios de conservación. Este proceso culmina en la ocupación simbólica y real de áreas públicas y privadas por clases privilegiadas, resultando en la adaptación de la ciudad y otros entornos al consumo de alto poder adquisitivo, a menudo en detrimento de poblacio-nes con menos recursos, una dinámica que podría describirse como “boutiquinización” (Na-varrete Escobedo, 2017).
En el contexto de un mercado desregulado y crecientemente monopolizado, esta lógica ha acelerado y agudizado problemáticas como los desplazamientos, el acaparamiento de tierras y la habitacionalidad, o la preservación de culturas, parajes naturales e históricos. En este sen-tido, se ha convertido en una herramienta que facilita la violencia organizada, orquestada por entidades estatales y privadas. Esta amenaza la autonomía económica y cultural, fetichizando las expresiones autóctonas bajo el mito de la “generación de empleos” que, al final, se traduce en salarios insuficientes y una movilidad social limitada.
Comprendiendo el espacio social como una entidad versátil que abarca tanto aspectos intan-gibles o simbólicos como formales y materiales, los trabajos recientes de David Latorre buscan concienciar sobre la erosión de entornos para la comunidad o la naturaleza, así como el de-trimento de los espacios públicos en aras de la privatización. Desde el prisma del urbanismo al servicio del modelo económico de ladrillo por turista, señala los cercamientos de recursos vi-tales como el agua, la tierra o espacios para el ocio, y aborda la urgencia de construir colectivi-dad. La muestra en la Galería Antonia Puyó invita a reflexionar sobre estas tensiones:
Especulación, despilfarro, degradación, se centra en el emblemático hotel El Algarrobico en el Cabo de Gata-Níjar, construcción suspendida hace 18 años y denunciada por Greenpeace, un elefante blanco aún atollado en pantanos jurídicos. Politically Correct, Fight Turistificaction, Right to the City, Turismo low-cost y City Branding retoman la estrategia textual, soportada ahora en ladrillos intervenidos, donde los reclamos pertinentes de la ciudadanía se presentan como irónicos paisajes urbanos. A medio camino entre la escultura y la instalación, Outside recupera el amasijo de materiales para proyectar una visión poética y dolorosa de la inclusión y el bienestar. Finalmente, en Desplazamiento, capitalismo cool, turismo y control del espacio urbano, y Las Kellys: explotación y precariedad encontramos objetos de enorme belleza y fra-gilidad, inspirados en elementos determinantes de la condición de clase en la vida contempo-ránea.
La obra de David Latorre representa un valioso testimonio de la fugacidad del paisaje urbano en el escenario del actual modelo económico. Su aproximación al espacio como narrativa del conflicto social supone un llamado a la conciencia desde la acción artística. En última instancia, su obra nos insta a contemplar la posibilidad de una nueva imaginación comunitaria que tras-cienda y no sólo ornamente los patrones de desigualdad.
Alex Brahim: Comisario y crítico de arte